domingo, enero 09, 2011


Doce mil y pico



Algunas lágrimas caen. Otras muchas me las bebo. Y estoy lleno... de tristeza.
Busco la senda del hombre perdido, del que le ha sido todo despojado, la senda del despellejado.
El viaje está siendo duro, demasiado, porque no dejo migas de pan, me voy esparciendo en tierra nadie, a la vista de todos, al alcance de las fieras feroces. Trozos de mi, caídos a dentelladas, a pellizcos dolorosos, a tirones como lascas...
Mis amigos me acompañan: Dolores que han aprendido a multiplicar por mil, que tienen nido y que crecen, me atormentan (la espalda, la cabeza, la barriga... el muñeco debe tener muchas agujas), sueños pasajeros que no permiten ni una cosa ni la otra, pesadillas que se cuelan traviesas por las rendijas, una mochila repleta de agotamiento, la edad, canas primerizas, una pócima de desilusión sin tapón, brotes de luz de una luna rota.
No estás, permíteme, que me acuerde. A cada rato me llegas en flashes como disparos y hundes el pulgar en la herida. Sangra, y es fresca, porque siempre estará fresca, porque es una herida perenne.


sábado, enero 01, 2011



Año 2011


(Suspiro)
Se supone que uno debe tener ilusiones y deseos.
Supongo. Es lo que se espera de mí.
Bien, un hombre hueco no tiene nada.
(Suspiro)
Tengo pocas cosas que decir ya.
Me siento acorralado. He perdido la identidad.
No tengo la libertad de antes cuando nadie sabía quién era Gambito.
(Suspiro)
Quizás sea el último año, las últimas frases... y quiero que sean para ti.
Donde estés, te quiero, te echo de menos...
Espérame, no tardaré en llegar.

GK.