miércoles, marzo 02, 2011


La lucha es desigual: un hombre solo contra gigantes.
Determinadas fuerzas han venido en mi contra, a comerme el alma, a devorarme a zarpazos, a aniquilar mi vida como quien aprieta con fuerza una fruta y la tritura.
Y heme aquí, maltrecho y acorbardado, pero aguantando el llanto a base de apretar los dientes como un perro rabioso.
Estoy a flote mientras oigo las risas de algunos y las maldiciones de otros.
Se han dado cuenta de que necesitan más legiones, más virus, enfermedades más purulentas, carros de dolor, puñados de sal y otros instrumentos más complejos de tortura.
Vienen, hacen daño el tiempo justo y salen echando humo. Esa es la idea.
Y no tardan en volver, aún cuando la sangre está fresca y corre, y mientras tapo mis heridas como puedo con mis manos.
Pero aguanto. Y saben que si se ponen a tiro mis nudillos se pelarán con otro certero golpe.