jueves, julio 06, 2006

Shakira

Se suponía que era el último concierto de este encanto por tierras españolas, que lo iba a dejar todo, que iban 35000 personas, que lo íbamos a pasar divino. El rollo patatero de siempre.
De lo que prometió a lo que fue está el abismo de Helm. Primero porque no se le oyó un carajo (por lo menos los que estábamos en tribuna sentaditos como señores), segundo porque el repertorio, para mi gusto, fue más soso que las dietas de los cardiópatas y tercero porque tenía más ganas de terminar que de empezar.
Oye, mueve las caderas de fábula y no es tonta, tonta, las cosas como son... Alguna luz parece tener encendida. Pero lo que se dice conectar - conectar... pues va a ser que no.
Lo mejor: Estar sentado y verla aceptablemente, y volver a comer pipas después de tanto tiempo. Ah y la canción final en la que me dejé todo el conducto auditivo en oírla.
Lo peor: Alguien, dígase ella, que me robó 37 euros por nada, sus cambios de ropa que rompieron el ritmo del concierto y los típicos jetas que guardan ya, no sólo un asiento, sino 3 filas y luego se arma lo que se arma.

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