sábado, diciembre 31, 2011

Cerrando puertas... pero sólo a medias



Me ha costado lo mío llegar a este momento. Va para un año. Se dice pronto, pero las palabras vuelan veloces como el mortífero tiempo pero aquí nos quedamos unos cuantos, resistiendo, apretando los dientes y recibiendo los golpes de encaje en el bajo vientre.
Cuando te fuiste fue como si me cortaran las alas con un cuchillo de carnicero a destajo, como si perdiera la fe en todo lo que me rodeaba en esta vida artificial y opaca de hombres y mujeres que vienen y van, y la lengua, que siempre me liberaba de la presión a golpe de tecla, despedazada con unas tenazas al rojo vivo. Supe entonces que el alma puede desgranarse en pedazos con las manos y desperdigarse en el suelo como quien tira migajas de pan para que coman los alborotados pájaros.
No estás. Y duele. Llevo un año mudo sufriendo tu pérdida. Y no sé si llegas a imaginarte cómo y qué profundo duele; aunque en cierta manera pienso que sí porque fuiste el último de tus hermanos en hincar la rodilla ante la hoz. De admirar.
Mudo, sin vida, con la pena a cuestas, pesada, con la sonrisa falsa a medias, frágil.
He pasado a vivir una presencia que siempre está y que a mi me bastaba, a acostumbrarme a sentirte donde quiera que voy como una corazonada. 
Y, a veces, no es suficiente... abuelo.

Diciembre 2011
Gambitoking

lunes, diciembre 19, 2011

Buenas noches y Feliz Navidad


No me considero más extraordinario que tú. Es probable que no lo sea, ni la mitad o ni una pizca.
Sólo soy un tipo sencillo con barba de tres días, un pistolero solitario de los pocos que quedan, un hombre con un mundo aparte dos o tres niveles por encima de este, un creador de pequeños mundos propios para jugar con sus juguetes, una ascensión o un declive de algo, un tipo que juega una especie de Scrabble con las letras, que pega, rompe o une palabras a su antojo, un vampírico mordedor de silencio, una sombra alargada que siempre está presente, un sentimiento fugaz que adorna el cielo como un cometa varado, un idiota más o un tonto menos...
Algo o todo de esto soy en el fondo o en la superficie espolvoreado como azúcar glass.
Y mi cerebro funciona de manera diferente. Programa. Computa. Analiza. Y rompe y tiras las piezas del puzzle al suelo como un niño malcriado.
Creo mundos lejanos a este, seguramente, porque tengo poca tolerancia a esta vida y, más en concreto, a algo llamado "ser humano". Me refugio tras diez capas de letras, como quien se abriga en una manta peluda de invierno, y lejos de estar asustado estoy feliz y en calma. Amén. Y que nadie ose molestarme. Insensatos.

Hace poco fui a un concierto de los Chili y, de pronto, y echando de menos a Frusciante como si fuera de mi familia, me veo en otro espacio, en otro mundo: quieto, flotando y muy estable como si fuera un átomo divino.
Y así es cómo llega la historia cual flechazo, una historia que va a gustar y que dista mucho del ritmo frenético que se oye muy muy al fondo con los Peppers entregados dándolo todo entre las luces. Y así es como se empieza a tejer la madeja: "Buenas noches y Feliz Navidad", mi último relato corto.
Muchos oyen las teclas al presionarse, yo me limito a meter sólo mi dedo índice en tu corazón como si fuera una golosina barata. Escribo. Presiono. Daño.
Y en el momento justo en el que estallo soy capaz de relamerme en tus sentimientos.

Gambitoking.
Diciembre 2011.






domingo, diciembre 18, 2011

Here comes your man - Pixies


Mi corazón ruge porque la música lo hace rugir.

jueves, diciembre 01, 2011

Gambito


Esta historia viene de lejos, uno no sabe ya ni cuánto. Eran otros tiempos dirían los viejos del lugar. Es curioso como todo tiempo pasado siempre fue mejor. Pero este de verás que lo era.
Yo me hacía llamar Gambit porque me sentía un mentiroso, porque era un egocéntrico, porque no lo sabía pero mi amor por otra persona se había acabado y empezaba a sentirme un traicionero muy en el fondo. Creo, ahora lo sé, que me repudiaba a mi mismo.
La red era otra cosa. O yo lo veía así: grandes noches de chat hasta ver el sol salir y luego ir a estudiar la mar de contento esperando a que volviera lo oscuro. No teníamos el cerebro tan lleno de basura, quizás nos quedara algo de pureza en la carcasa, incluso dentro.
Conocí a Eka en el espacio. Ya él volaba alto porque cuando lo conoce al instante sabe que el chico tiene talento (uno tiene que ser un tanto estúpido para no pillarlo). Ni recuerdo de lo que hablábamos, pero éramos piezas de Rubik del mismo color, como un alma gemela, tan autodestructiva como yo, tan enamorado de la literatura y de las letras como yo, tan volátil, tan dañino y perro verde como un servidor. Vivíamos alejados del planeta tierra, en mundos desconocidos para el populacho que era un tanto mágico el polvo sideral que nos hacía volar. Y yo al menos era feliz.
Nos conocimos en La Coruña. Ya no éramos bytes sino que cobramos vida, pero seguíamos tan zumbados y "destroyers" como electrones. Decidimos comernos la noche y luego vomitarla. Y lo hicimos bien. Si apuramos un poco seguro nos recuerdan aún.
Luego el dañino tiempo empezó a azotar. Los chats pasaron de moda. La red se hizo una maraña. Y todo se complicó más. Pero Eka y Gambit, con más arrugas, aguantaban el tirón.
Nos volvimos a ver. Volvimos a beber cerveza con menos celeridad. Hicimos menos el simio y hablamos de proyectos incompletos. Yo debía escribir, y nunca lo hice. Él es más constante y estoy tan seguro de que va a dar un pelotazo pronto como que un día le voy a dar de comer a los gusanos.
Aún lo espero por mis tierras. Espero que venga y escriba algo que valga la pena, que esta tierra le sirva de inspiración. Sé que se muere de ganas y no sé a qué coño espera... Espero que este chorro de palabras lo animen al fin.
Gambito se separó de su pareja en todo ese trance. Sin quererlo me convertí en rey, en alusión al gran King que tanto colmo mis sueños. Y así nació Gambitoking, un tipo menos pendenciero, amante de las pistolas de madera de sándalo.
Luego conocí a Pícara. Me enamoré perdidamente. Y así sigo, siendo la mitad de mentiroso, casi igual de egocéntrico y mucho menos autodestructivo... es lo que tiene el amor.


Gambitoking.
Diciembre 2011
Total Immersion


El tiempo maltrata demasiado mis pasos, golpea a azotes mis huesos y amasa mi mente con unas manos enormes. Intento permanecer impasible ante tales actos, pero su actividad es tan ferviente y constante que, a veces, me merma y, otras muchas, me daña.
Parece mentira pero en este período de silencio he hecho demasiadas cosas. Así que vamos allá.
He vuelto a encontrarme con mi natación. La verdad, es que nunca he sido nadador. Pero estoy camino de algo. Ahora mismo me encuentro en fase de aprendizaje, poco menos de un mes, de una técnica de nado que se llama Total Immersion.
Si quieres saber más pues vete a este enlace:
http://brazadasvirtuosas.weebly.com/index.html
Yo mañana vuelvo a una sesión con el "teacher" para valorar progresos o atrasos.
Pero la verdad es que ahora me siento más delfín que tortuga y un poco más enorme, de hecho, aún, y cruzo fuerte los dedos, no he caído enfermo en este último trimestre del año.

GK
Diciembre 2011

jueves, septiembre 29, 2011

XII Travesía a nado El Poris - La Punta



Ocho años son demasiados. De acuerdo, se han pasado en un abrir y cerrar de ojos pero ha dejado marcas en mi cuerpo, de esas que son invisibles, de esas de las que no me recuperaré en la vida. Arañazos, moratones… algo debe haber en alguna parte porque el cuerpo pesa una barbaridad.


Sí, ocho años son una brecha muy grande como, más o menos, la que me separa de mi objetivo. Y no tengo miedo. Pero sí mucho respeto, el viento sopla fuerte y las olas se levantan pícaras con su estela blanca como si llevaran un peinado moderno. Silba, no sé si furioso. Parece que habla pero no llego a entenderlo. Un poco más arriba, los molinos se hartan de girar agitados, quizás me dicen “vete insensato”.





Acabo de inscribirme, me acaban de marcar el hombro con un número y reconozco que el corazón late más deprisa de lo habitual. La playa se ve a lo lejos. En condiciones normales sería una travesía hermosa: yo contra mi mismo, contra el tiempo, contra el hacerme mayor o “peyorativamente”: viejo… todo eso con sal en mis labios a cada brazada. Siempre he visto a los nadadores como “creadores de burbujas” y esa visión melodramática es en la que estoy ahora como en un sueño. Y no pienso en nada más que en crear mis burbujas y dar brazadas estallándolas. Y vuelta a empezar.


Murmullos. Habladurías. Ni la organización sabe a qué atenerse. Tienen pocos voluntarios y medios, y si el mar se pone en sus trece y bellaco pues puede suceder cualquier cosa. Pase lo que pase tengo claro que me tiro. He venido, tengo valor y estoy algo loco, así que todos los requisitos están en mi ticket.


Sigue apuntándose gente. Había límite pero se ve que hay más tarados en el mundo. Un domingo de riesgo como quien tragó alcohol de más anoche, no sé quién acabará antes consigo mismo. Apuesto por nosotros.
 





144 inscritos (de los 110 previstos y límite). Ha llegado la hora. Han colocado finalmente dos boyas y saldremos desde la playa. Ahora si que los recuerdos vienen a toda velocidad. Ahora si que he cogido el Delorean y estoy ocho años atrás en la playa de la Gomera en mi primer triatlón sprint. Allí sufrí mucho en doscientos metros de salida efervescentes, adrenalínicos… o desesperantes: patadas, puñetazos, hundidas, tirones de pie, gente quitando las gafas a otros con tal de adelantarlos entre tanto barullo...


Entro en el mar. No siento frío ni nada que se le parezca, más bien es alivio de que llegue por fin el momento. Me dedico a estirar suavemente en esos instantes en un "break" de paz y libertad.
Dan el pistoletazo. Entro al mar con cautela porque una vez pasada la espuma hay una franja de piedras ocultas. Al tocarla me tiro aunque sé que apenas hay dos palmos de profundidad, pero he decidido nadar desde ese momento y evitar lesionarme nada más empezar mi tardía temporada.
La corriente empieza a lanzar órdagos, se hace un poco desesperante nadar así, en un vaivén continuo pero la ansiedad me distrae y sólo meto y saco brazos, intento que en una cadencia mayor a la anterior.
Me he dado cuenta que la chica que nada a mi izquierda tiene mi ritmo. Embiste el mar con fuerza y me da coraje ganas y mucho estímulo de que no se escape a las primeras de cambio. Ella sin quererlo y, casi sin darme cuenta, me lleva a la primera boya, que a pie de playa está al quinto carajo. Despistado y nadando en mi mundo me la he pasado como cinco metros.
¿Pero ya estoy aquí si no he levantado para guiarme la cabeza del mar ni una sola vez?
Sigo no tengo tiempo de chorradas ni pensamientos abstractos. 
El tramo de boya a boya es el peor. Las olas se hacen más prominentes. Algunas de  mis brazadas se pierden en el aire. Otras veces cuando intento coger oxígeno pues me da como recompensa una incómoda ola. Cuento al menos dos buches, o tres, de agua salada. Es una lucha, y ni la gano ni la pierdo, porque me golpea y la golpeo en una riña de pareja adolescente.
La chica finalmente ha nadado más pegado a las boyas y yo he perdido su referencia al ganarme unos tres metros. Aumenta su ritmo. Hemos pasado la segunda boya y ahora vamos a favor de la corriente. Intento marcar mi ritmo pero no lo consigo. No voy forzado ni nada, pero no voy a gusto, me esperaba una travesía más larga y esto se está acabando. Estoy pasando por entre los barcos tal y como dijo la organización. Saco la cabeza. Casi estoy fuera.
¿Ya llego?
Y se acaba. Tal y como empezó, o al menos igual de rápido como si sientes un flechazo y te dejan a la vuelta de la esquina.
Me levanto del agua y camino. No tengo ni el pecho hinchado. Paso la hilera de piedras con cuidado  y el control.
El crono 15´40´´. La organización comenta que sobre 900 metros de recorrido. Miro la tableta de curioso. Puesto 73. Vale, contento.
Nos vemos en la siguiente, me digo, y sí... estoy oculto en la foto de aquí abajo. Búscame.







martes, septiembre 20, 2011

Born


BORN

He decidido volver en un día como hoy, al sentir como si una fuerza extraña me impulsara hacia el cielo, como si los dioses, algunos entes y demasiadas sombras tirarán de mí con sogas sujetas a mis miembros, desde la tierra húmeda en la que descanso desde hace meses, hartos de mi paupérrimo silencio. 
No me hace falta escarbar para salir, simplemente, a pesar de algunos, asciendo.



Y no me planteo nada más. Sólo disfrutar de dejar el lecho vacío y del graznido de los cuervos que comieron de mis entrañas.
Subiendo.
He estado oculto, meditando, más allá de lo muerto. He sido un alma en pena vagando por los tortuosos rincones de mi mismo, he sido respuesta de mis innumerables preguntas, he sido culpable de mis horribles penas... Así soy yo.
Y ahora te toca de nuevo a ti sufrirme si vienes a buscarme... para saber de mis cosas, de mis miedos y de mis penas.
Haz la señal de la cruz.
Asciendo con todo lo que tengo.
GK

miércoles, marzo 02, 2011


La lucha es desigual: un hombre solo contra gigantes.
Determinadas fuerzas han venido en mi contra, a comerme el alma, a devorarme a zarpazos, a aniquilar mi vida como quien aprieta con fuerza una fruta y la tritura.
Y heme aquí, maltrecho y acorbardado, pero aguantando el llanto a base de apretar los dientes como un perro rabioso.
Estoy a flote mientras oigo las risas de algunos y las maldiciones de otros.
Se han dado cuenta de que necesitan más legiones, más virus, enfermedades más purulentas, carros de dolor, puñados de sal y otros instrumentos más complejos de tortura.
Vienen, hacen daño el tiempo justo y salen echando humo. Esa es la idea.
Y no tardan en volver, aún cuando la sangre está fresca y corre, y mientras tapo mis heridas como puedo con mis manos.
Pero aguanto. Y saben que si se ponen a tiro mis nudillos se pelarán con otro certero golpe.

domingo, enero 09, 2011


Doce mil y pico



Algunas lágrimas caen. Otras muchas me las bebo. Y estoy lleno... de tristeza.
Busco la senda del hombre perdido, del que le ha sido todo despojado, la senda del despellejado.
El viaje está siendo duro, demasiado, porque no dejo migas de pan, me voy esparciendo en tierra nadie, a la vista de todos, al alcance de las fieras feroces. Trozos de mi, caídos a dentelladas, a pellizcos dolorosos, a tirones como lascas...
Mis amigos me acompañan: Dolores que han aprendido a multiplicar por mil, que tienen nido y que crecen, me atormentan (la espalda, la cabeza, la barriga... el muñeco debe tener muchas agujas), sueños pasajeros que no permiten ni una cosa ni la otra, pesadillas que se cuelan traviesas por las rendijas, una mochila repleta de agotamiento, la edad, canas primerizas, una pócima de desilusión sin tapón, brotes de luz de una luna rota.
No estás, permíteme, que me acuerde. A cada rato me llegas en flashes como disparos y hundes el pulgar en la herida. Sangra, y es fresca, porque siempre estará fresca, porque es una herida perenne.


sábado, enero 01, 2011



Año 2011


(Suspiro)
Se supone que uno debe tener ilusiones y deseos.
Supongo. Es lo que se espera de mí.
Bien, un hombre hueco no tiene nada.
(Suspiro)
Tengo pocas cosas que decir ya.
Me siento acorralado. He perdido la identidad.
No tengo la libertad de antes cuando nadie sabía quién era Gambito.
(Suspiro)
Quizás sea el último año, las últimas frases... y quiero que sean para ti.
Donde estés, te quiero, te echo de menos...
Espérame, no tardaré en llegar.

GK.