jueves, diciembre 01, 2011

Gambito


Esta historia viene de lejos, uno no sabe ya ni cuánto. Eran otros tiempos dirían los viejos del lugar. Es curioso como todo tiempo pasado siempre fue mejor. Pero este de verás que lo era.
Yo me hacía llamar Gambit porque me sentía un mentiroso, porque era un egocéntrico, porque no lo sabía pero mi amor por otra persona se había acabado y empezaba a sentirme un traicionero muy en el fondo. Creo, ahora lo sé, que me repudiaba a mi mismo.
La red era otra cosa. O yo lo veía así: grandes noches de chat hasta ver el sol salir y luego ir a estudiar la mar de contento esperando a que volviera lo oscuro. No teníamos el cerebro tan lleno de basura, quizás nos quedara algo de pureza en la carcasa, incluso dentro.
Conocí a Eka en el espacio. Ya él volaba alto porque cuando lo conoce al instante sabe que el chico tiene talento (uno tiene que ser un tanto estúpido para no pillarlo). Ni recuerdo de lo que hablábamos, pero éramos piezas de Rubik del mismo color, como un alma gemela, tan autodestructiva como yo, tan enamorado de la literatura y de las letras como yo, tan volátil, tan dañino y perro verde como un servidor. Vivíamos alejados del planeta tierra, en mundos desconocidos para el populacho que era un tanto mágico el polvo sideral que nos hacía volar. Y yo al menos era feliz.
Nos conocimos en La Coruña. Ya no éramos bytes sino que cobramos vida, pero seguíamos tan zumbados y "destroyers" como electrones. Decidimos comernos la noche y luego vomitarla. Y lo hicimos bien. Si apuramos un poco seguro nos recuerdan aún.
Luego el dañino tiempo empezó a azotar. Los chats pasaron de moda. La red se hizo una maraña. Y todo se complicó más. Pero Eka y Gambit, con más arrugas, aguantaban el tirón.
Nos volvimos a ver. Volvimos a beber cerveza con menos celeridad. Hicimos menos el simio y hablamos de proyectos incompletos. Yo debía escribir, y nunca lo hice. Él es más constante y estoy tan seguro de que va a dar un pelotazo pronto como que un día le voy a dar de comer a los gusanos.
Aún lo espero por mis tierras. Espero que venga y escriba algo que valga la pena, que esta tierra le sirva de inspiración. Sé que se muere de ganas y no sé a qué coño espera... Espero que este chorro de palabras lo animen al fin.
Gambito se separó de su pareja en todo ese trance. Sin quererlo me convertí en rey, en alusión al gran King que tanto colmo mis sueños. Y así nació Gambitoking, un tipo menos pendenciero, amante de las pistolas de madera de sándalo.
Luego conocí a Pícara. Me enamoré perdidamente. Y así sigo, siendo la mitad de mentiroso, casi igual de egocéntrico y mucho menos autodestructivo... es lo que tiene el amor.


Gambitoking.
Diciembre 2011

1 comentario:

Admin dijo...

Sigo pensando que esta amistad va a durar, porque hay cosas que se mantienen a flote independientemente de cómo esté la marea.

Créeme que si no voy es por dinero, sólo me permito un viaje cada tres/cuatro meses, y es a casa para ver a la familia.

Deseando verte en papel.

Gracias por estas palabras, un fuerte abrazo.