lunes, febrero 20, 2012

Gambito - Reflexión 5514


Camino lento. Prefiero ir despacio. Hay cepos por todos lados. Recuerda, este es un mundo de pillos.
Tú no sirves, tú no vales. Demasiados intereses ocultos merman tu confianza. Les interesa sacarte de escena. Si ya no sueltas sangre no tienes nada de valor. Hazte una marca en la muñeca para que no olvides estas palabras: haz siempre lo contrario.
Escribe, demuestra tu talento, construye mundos, rómpelos, cómetelos, destrózalos... y vuelve a empezar. Una y otra vez, en una rutina cíclica, para coger el pulso firme.
Hazlos bonitos, tristes, adultos, infantiles, mágicos y terribles. Crea personajes, mételos en tu vida y, cuando te canses, deshazte de ellos sin dejar rastros para que nadie lo sepa. 
Lee, nútrete. Hay otros que son buenos, muy buenos. No te frustres, tú eres único. No pueden llegar hasta ti. Eres intocable. Eres fuego. Por eso te persiguen, porque eres destructivo.
Recorre, ve, toca y mira. Cierra los ojos y trágate el momento, que el aire queme cuando entre y salga a la presión que tú indiques. Toma las riendas, sacude o frena, pero cógelas... es tu vida. 
Tú eliges siempre.
Y aquí estoy yo. Comiendo realidades. Me hieren y hiero. He aprendido a curarme, que aprendan ellos a lo mismo. Me he hecho fuerte, tremendamente duro. Y sí, muchas veces me pierdo, o también no entiendo la razón de vivir. Pero estoy aquí en el fuego cruzado.
Me interesan sólo dos cosas: deslizarme entre mis letras y que me leas.
El resto no tiene importancia, porque esto es un juego entre tú y yo.
¿A quién le vas a hacer caso a las habladurías baratas?  
¿O a tu maldito corazón?




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