domingo, abril 11, 2010


Carrera X - Decepción X + 1 - Entrega número 1

Dicen que las cosas pasan por algo, todo eso del equilibrio, energía que fluye y sensaciones volátiles. Luego está lo que uno pone de su parte: el descanso, la alimentación, el equilibrio psíquico... Dicen, dicen... y no sé cuánta razón tienen o dejan de tener (Bruce Lee metido en todo).
Todo esto, por supuesto, vulnerable y fácilmente alterado por x factores, esto es, a cada caso un proceso multifactorial diferente y más y más... Stop: En Matemáticas nunca fui brillante.
Pues lo que yo pongo en el bote: es tercera noche sin dormir consecutiva, partido con los colegas en un bareto con el siguiente manjar: huevos estrellados, tortilla con pimentón, pimientos de padrón, camarones... (todo muy recomendado para carreras de media distancia) y una mente destruida, sin pilares, yéndose a pique a babor, a estribor, a popa y a proa. Agua, agua y agua en el barco y por todos lados.
Del tarro no estoy en mi mejor momento, si alguna vez tuve el algodón blanco al pasarlo por sus paredes. Tampoco sé si quiero.
Así que no despierto, porque ya estoy despierto con la sensación de molido y de que, en breve, el sueño de las y cuarto pasará y me cojerá en calzoncillos (no sucede). La ropa en un bolso, un vaso de leche y la barriga diciendo algunas cosas que no sé interpretar pero que no auguran nada nuevo.
Salgo a toda leche, un agente de la guardia civil me para y me da vía libre con la misma velocidad (otros desafortunados a mi espalda no tienen la misma suerte) y me clavo cincuenta y pico km bajo la música que tampoco quiero oír demasiado (aún así canto alguna estrofa - qué cosas de locos).
Paro en una gasolinera, lleno el tanque y me digo que sin un café con leche no funciono (el sueño empieza a pesar toneladas). Ya sentado allí solo, con comentarios a mi alrededor del partido de ayer, con la taza hirviendo sé que ésta no es mi carrera, ni mi día, ni nada de nada. Pero me empeño, salgo pitando porque no llego a la entrega de dorsales.

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