jueves, septiembre 27, 2007


Apisonadora

Es mi hora, la hora sagrada, la hora por la que somos españoles. Y la han roto, la han ultrajado... me están poniendo malo.
Ayuntamiento: Dícese del lugar donde se inventan cosas graciosas. Y de ahí sale todo, de la grandilocuente idea de la remodelación de los barrios. Y tienen a toda la isla boca abajo, reventando a diestro y siniestro, con cascos como quienes tienen ipods y chalecos fluorescentes como si fuera una fiesta alternativa.
Este tío, el de playmobil, es como el que altera mis sueños, un tipo sin escrúpulos ni compasión, el tipo que antes era del bocata de chorizo
y la birrita y que piropeaba lo que alcanzase a ver, sin distinción, con más o menos arte. Este tío y sus clones (¿todos son iguales?) me están amargando la vida y me están poniendo entre verde y morado, y me tienen las tripas, los nervios y el cuerpo flojo. Y la guerra la están ganando porque estoy a punto de volver a tener dieciséis años y de tirar huevos, lejía o de ponerme en pelotas a reivindicar mis derechos como ciudadano español (esto lo he copiado pq lo dicen un montón de veces por la tele).
Ya digo que no sé cómo puede acabar esto porque esto ahora como el de un día de furia multiplicado por x (los días que me han estado dando por saquito con el taca-taca). Todo tiene un límite... y yo no tengo paciencia si acaso supiese lo que eso es.

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