miércoles, septiembre 26, 2007

Harry Potter y las Reliquias de la Muerte (un libro de J.K. Rowling)

La serie más rentable del planeta terminó hace unos meses, eso sí, si eres español te j... y esperas a que la traduzcan y o te comes las uñas (y lanzas maldiciones) o pasas un kilo del asunto (el año pasado vi "Next", lo nuevo de Michael Crichton, en las librerías neuyorkinas - ¿tú lo has visto por aquí? - yo tampoco, y vamos para un año: ¡qué no te rompan el karma!).
El problema es que hay gente que se envenena (pasivos encochinados) y gente que se lo curra (activos que dan por saco). Y claro, lo traducen, lo cuelgan en la red de buen rollito y se arma la de Dios porque el negocio se va al garete y la pasta verde se queda en la buchaca. Y la mula reparte y reparte, y cuando lo intentan petar ya es demasiado tarde. ¡Qué mala suerte!
Al caso del meollo, es que desde el libro 3 ó 4 (Azkaban y el torneo de los tres magos) la serie perdió interés para mí pq vi que escarbar sin sentido donde no había nada. Y lo peor es que no había ni poción, ni curandero, ni hijo de vecino que arreglara aquello. Urgar por urgar es tontería.
Así el último libro: Potter y las reliquias de la muerte es un ladrillazo de casi 900 páginas, que yo hubiera bordado de manera exquisita y que, por el contrario, no me dijo grandes cosas. Y me quedé como quien espera ese tren que nunca viene, con la miel en los labios y con el corazón vacío. Inerte.
No quiero reventarte el asunto (¡no lo quiera Dios!) y espero de corazón que, entre paja y alfalfa, encuentres todo aquello que deseas y que yo no pude ver.
¿Qué si muere Harry Potter? Que no, que no voy a decirte nada.

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