domingo, septiembre 03, 2006

Alatriste (de Agustín Díaz Yanes)

Ayer durante dos horas y media mis sueños parcialmente se hicieron realidad, como si, en medio de un calor de espanto, frente a mis ojos un oasis tomara forma y la sed en mis labios se acentuara hasta la extenuación.
Viggo Mortensen, no me engaño, es Alatriste en vida. Está soberbio mi capitán. Parco en palabras y ávido para el acero, mediante el honor de la época presente por encima de todas las cosas, así es mi soldado en vida; beberá vino entre las mismas sombras que antes bebió barro y tragó plomo porque Alatriste es capaz de amar y darlo todo hasta que la sangre finalmente se derrame y ponga a cada cual en su sitio, es decir, en una caja lívido de espanto.
Sin embargo, la película, de excelente ambientación, decorados y vestuario, no tiene un trama definida y, el que no haya leído ni jota, no apreciará el verdadero arte de Reverte y sólo encontrará bocetos de cinco libros mal contados a toda prisa, con un final osado, que no real, porque yo a Malatesta y al citado le aventuro aún más cosas de hombres.
Así pues llega al notable sólo por el sustento de un Viggo Mortensen sublime, estelar y muy capaz porque el guión y los diálogos se me quedaron justitos de necesidad.
Nota: 7

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