martes, noviembre 16, 2010

Propulsión - Reflexión 1541 - Valor relativo 0

Son los ocho. Odio el invierno porque las noches caen como losas. Está más allá de lo oscuro y estoy en el precipicio del cansancio. Cama, almohada, sábana y iPad, la combinación de las combinaciones. No tengo minibar. Me lo apunto por si tengo que quedarme más tiempo de lo debido. Estoy seco y este lugar apesta. Malditas tierras baldías.
Me arrastro. Con los codos. De rodillas suplico. Soy una babosa y me siento como tal. Cansado. Hastiado. Confuso. Agotado. Nada es poco, todo es demasiado. En mi situación hasta en el fin del mundo me sobrarían cosas. Quizás yo y este cacharro. Y un lanzallamas.
Cierro ecuaciones y la complejidad de sus sucesoras me exprime. Pasos en falso en este mundo resbaladizo, en este mundo donde las personas son barras de hielo. Todavía no estoy muerto, todavía tengo corazón. Esto está lleno de caminantes, de escoria a 5 céntimos, de mentalidades débiles, de idiotas a puñados. Continúan saliendo números, continuo haciendo cábalas...
Camino. Sigo haciendo mi senda. Sigo, sigo y sigo. Y ante el futuro que me asusta romperé la tela con un cuchillo de doble hoja. Lo rasgaré. Lo haré pedazos. Estoy preparado, lo aprieto ahora fuertemente con los dientes.
¿no vais a venir?
Ojalá ahora mismo saliera en propulsión hacia la Luna.

No hay comentarios: