lunes, marzo 10, 2008


La soledad (una película de Jaime Rosales)
Año 2007. 133 minutos.

Debo decir, por fortuna, que soy lo más alejado a un crítico de cine que se debe ser, vamos, que yo de ésto no tengo ni soberana idea. De hecho, en éste, mi pequeño, sencillo y poco visitado blog plasmo todo lo que tengo que decir al respecto, sin censura por parte de ninguna persona o editorial, sin presiones ni ocho cuartos... tranquilito y a mis anchas como diría aquél.
Así que ahí va la salsita con el pan:
Primero, que no entiendo ningún Goya: mejor película, mejor director y mejor actor revelación; esos premios que damos aquí en España se ve que un poco a la ligera (con todos mis respetos). No he visto Siete mesas de billar francés (después de esto tendré que recuperarme un tiempo y reconciliarme con el cine español como quien se pelea con su novio), pero el Orfanato, con una historia que bebe de muchos ríos, muy bien hecha y con una Belén a por todas me parece una película mejor de aquí a Lima. De eso no cabe duda.
Segundo, que La Soledad sólo hay dos maneras de verla: una es con una botella de tequila, sal y limón, y dos a base de media docena de sol y sombra. No hay otra. O quizás es que fue un vagón muy exigente y mi comprimido cerebro no daba con la fórmula de subirse en marcha. Más bien me dieron ganas de tirarme a la máxima velocidad posible.
La trama... el cerebro tiene mecanismos de defensa... lo siento... ya la olvidé.
Lo mejor: Cuando vi los créditos finales; es y consigue ser real.
Lo peor: No la entendí... para mí fue un verdadero martirio... con todo mi pesar.
Yo no la vería jamás.

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