jueves, marzo 23, 2006


Bloqueos

Las pequeñas arañas empiezan a moverse, entiéndase lector mis manos, para que digan que soy demasiado siniestro y se pierden nada más empezar la canción.
Al principio tímidas, en pequeños pasos, las palabras aparecen como la luna llena cuando ilumina mis cartas... es el primer trazo de las líneas disconformes del dibujo errático y hay que cargarse de fuerza y suerte (las cartas de energía cinética), pues de este minucioso instante depende el resultado final.
Al cabo de un rato, pierden el miedo, las patitas aquí y allá y el sonido inquietante que producen dan con frases que enlazan unas con otras. Si lo leo yo mismo prometo que no entiendo ni un churro (¿al final hay cierta variación? ... quizás mis textos sólo los entienda yo mismo).
¿En qué demonios me convierto?
Si por mi fuera, la similitud correcta sería con un vago pianista, que toca de vez en cuando para calmar el martilleo en su cabeza, intentando sacar algo en claro de sus notas y anotaciones en el papel blanco vacío (soy de los antiguos y no quiero dejar esa costumbre); debo decir que el movimiento es tan veloz y hermoso que a bien dudo que sea yo mismo. Incluso cuando acabo de escribir aparece esta duda razonable.
A veces salen algunas canciones correctas, otras el sonido no es articulable ni para la flauta dulce, otras veces mejor es oír el ruido de la propia calle.
La cuestión es tocar y tocar, por algo, por mi mismo, infinitamente por ella.
Ahora el bloqueo ha desaparecido, lo que significa que toca sufrir las notas a todas horas.
Esperemos que, de una vez por todas, me salga una partitura y os atrape para siempre con mi telaraña.

No hay comentarios: