jueves, marzo 16, 2006


La regla básica

Sismos. Grietas. Te prometo que mi corazón sufre si te veo llorar, si no logras coger el tren del sueño a tiempo, si tu sonrisa oculta la pena pero no engaña a nadie. Si sufres sufro. Esa es la regla, la regla del anillo, de la promesa, de la conexión de nuestros destinos.
El mundo se mueve. No te volveré a ver en el ayer. Hoy queda un día menos para mi muerte. Es así. Pero estamos juntos en esto. Y te quiero.
Hoy es un día de esos. Nos hemos movido. Hemos dado dos pasos hacia delante, hacia detrás o hacia alguna puñetera parte. Y el cambio ha hecho el desmesurado daño para que abramos los ojos (y el corazón) durante los días necesarios hasta que llegue de nuevo a la puerta Doña Rutina. Una vez que esa jodida vieja esté dentro (siempre regresa) volveremos al mismo rollo y a comer del mismo plato.
Pero ahora respiramos el aire más puro, tu pelo huele diferente mientras a tu calor me arrimo, las lágrimas de los amantes saben a mora... porque al fin y al cabo, estamos asustados como cachorros perdidos, deseando a los cuatro vientos con las velas encendidas en los rincones justos que todo siga lo previsto porque en este juego conocido de la salud el póker es al descubierto.
Y es hoy, de cara a la pared, lleno de reflexiones profundas que dentro de un rato se irán al traste, cuando me pregunto: ¿en qué momento se me olvidó vivir?

2 comentarios:

Maladroit dijo...

Buena poesía amigo.
De lo mejor que te he leido... sale de dentro.

gambitoking dijo...

Gracias.
La fuerza que te impulsa es el origen de todo.
Yo solamente llevo el mensaje.