lunes, abril 24, 2006

El caso Slevin
Os voy a contar un secreto: El caso Slevin es condenadamente entretenida. Pero no se lo contéis a nadie, luego la sala puede llenarse de mocosos adolescentes en busca de su primer beso - todavía esta gente busca besarse ¿no? - (tras montar la caseta de campaña mil quinientas veces antes) y que te dan ganas de escachar cabezas como Ásterix y Obelix. O eso o te toca un grupo selecto y todo el mundo feliz, considerando que puedas soportar el desfile de triqui traques cargados con nachos de seis, de ocho o de media docena con salsa loca, coca colas de medio litro y semejante bolsa de golosinas como para rascarse el culo los próximos meses de aquí a Mongolia. ¿Obesidad en España? Anda y no me jodas.
Volviendo al cine que es lo que nos concierne en este punto, la película con un guión elaborado empieza fuerte (muy fuerte), logra que te mantengas al hilo y bien pegado a la butaca y acaba otra vez con sutileza y con una ristra de disparos de los buenos.
Los actores principales están muy bien (Bruce Willis sin un arma no es Bruce Willis - vaya hombre violento coño), la decoración por momentos es hilarante y predomina (espléndidos empapelados que no pasarán desapercibidos) y el guión, que es la substancia de la que me alimento, es, como bien dije al principio, pensadito, pensadito. También algo previsible, pero si sales con una sonrisa en la boca del cine tampoco vas a pedirle más al Ratoncito Pérez.
A disfrutar pues.

2 comentarios:

Maladroit dijo...

me gusta como has dejado tu columna de la izquierda... te lo has currado

gambitoking dijo...

Hola, usted.
Me gustaría que me dijeras que sigues enfrascado en mis comentarios pero, si no puede ser, me quedo con lo puesto.
Gracias.